La vida... ¿se disfruta?

Hola de nuevo.
Quisiera dejar esta pregunta al aire para todos. Y es que en mi mente no puede haber una respuesta en este momento. Justo hace unos instantes recordaba uno de los tantos momentos de mi estancia en Chile: nuestras idas al bosque.
No eran cualquier cosa, y realmente siento que tienen mucha similitud con nuestra vida diaria y la forma en que disfrutamos nuestras vidas, si lo hacemos solos o acompañados.
Nuestras visitas al bosque eran en noches oscuras, donde a veces solo nos iluminaba la luz de la Luna, y algunas otras veces no iluminaba nada. Al principio me sentía con una angustia especial, sobre todo la primera vez, ya que entraba a algo desconocido y tenía que vencer una de mis tantas fobias que es la oscuridad. Sin embargo, conmigo siempre había alguien que me animaba a seguir adelante, a vencer el miedo, hasta que por fin pude hacer esas visitas varias veces. Cada vez eramos más los que ibamos y se sentía esa vibra de compañerismo con lo cual, el miedo desaparecía y aunque no lo disfrutaba totalmente, por lo menos encontraba algo positivo en las últimas visitas.
¿A qué voy con todo esto? A cierta edad de nuestras vidas, nuestro panorama se oscurece. No sabemos lo que hay adelante, vemos caminos estrechos y muchas veces nos sentimos solos, oprimidos por un ambiente tenso que nos tapa por completo la esperanza del futuro que nosotros quiséramos tener. Cada paso que damos esta lleno de miedo y de inseguridad, nuestra mente se bloquea y tenemos la sensación de querer correr al inicio del camino cuando justo estamos a la mitad. Sin embargo, frente a todos nuestros miedos, debemos saber que no estamos solos. Una compañía, un amigo, un familiar, el que sea... esta persona nos puede ir guiando, dandonos seguridad paso a paso y animándonos a enfrentarnos a lo desconocido. Pero no solamente tiene que ser una persona, detrás de ella hay muchas más que no queríamos ver por todas nuestras sensaciones negativas, y a final de cuentas, podemos sentirnos mucho más cobijados y apoyados en lo que decidamos hacer de nuestras vidas.
Apóyense en las personas que más confianza le tengan. Cuando inicien un camino por más oscuro que este sea, no den un paso atrás... venzan los miedos, enfréntense a sus fobias. Sé que es difícil pasar las etapas de niño-jóven-adulto, pero son pasos imprescindibles que dar para poder ser mejores seres humanos día a día.
Espero que les sirva esta reflexión.
Los quiero... paz en sus vidas.